miércoles, 25 de agosto de 2010

Somos UNO con todo lo creado

La Voluntad Divina, que subyace detrás de todas las formas de energía, no es otra cosa que microscópicos átomos de luz que están en continuo movimiento hacia una dirección previamente especificada (geometría sagrada). Este Aliento Divino produce movimientos ascendentes en espiral (espiral Fibonacci )que genera la evolución en todos los rincones del universo. Estos espirales interminables se cristalizan, tomando las formas que su naturaleza le va dictando dependiendo del reino y su naturaleza, cada semilla de creación vibra en armónica de diferente frecuencia, pero todas ellas enlazadas en un gran concierto universal que por resonancia (capacidad de un cuerpo de absorber energía, mantenerla guardada y emitirla posteriormente.) interactúa con todo lo creado dándole sus características especificas. El hombre actúa bajo el influjo permanente de campos de energía algunos de ellos originados en el espacio exterior, otros tienen su origen en la misma superficie terrestre y otros originados por la misma humanidad, determinan la melodía propia del planeta y su nivel evolutivo.
Los yacimiento de metales, cristales y carbón mineral, por su frecuencia especial de vibración hacen resonar esas energías provenientes del exterior de la misma forma que una antena repetidora hacia todos los reinos del planeta. Los yacimientos de carbón mineral que han sido fabricados por al Madre Tierra a lo largo de millones de años y que fueron sometidos a los efectos geotérmicos y a unas presiones altísimas, lograron la formación de cristales de una pureza muy elevada. La función de todos ellos es encerrar esas frecuencias y mantenerlas en resonancia, estos yacimientos que se encuentran diseminados por todo el planeta retransmiten estas energías al cosmos y hacen posible esta ascensión planetaria que estamos experimentando con sus múltiples manifestaciones.
Es muy importante tener en cuenta la responsabilidad que como humanos nos cabe en este proceso, debido a la calidad de las emanaciones de nuestros campos físicos, mentales y emocionales que impregnan todo lo creado.